16 marzo 2010

Tiempo sin hablar

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Pues sí, llevo ya unas semanas sin poner nada en este blog, pero es que me sucedió una de esas cosas que o te hunden o te hacen crecer y todavía no lo tengo claro.

En una de esas cenas que se acaban liando con discusiones filosóficas, reflexiones imperativas y sobre todo buen ambiente, surgió una frase de boca de un amigo que tengo en gran estima y al cual hago caso en contadas ocasiones, y esta es una de ellas. La frase venía a decir algo así (seguramente no serán palabras textuales): "el capitalismo necesita gente como vosotros [los que intentamos transformar la sociedad] para transmitir esperanza de un cambio, de que hay alternativas, pero esa esperanza es falsa, porque incluso a vosotros os ha metido dentro del sistema, ¿cómo pensáis romper el sistema?, si lo hacéis desde fuera no llegáis a la gente y si lo hacéis desde dentro ya os habréis corrompido, en ese sentido el sistema capitalista es malvado y perfecto"

Más o menos estas son las palabras de mi amigo y desde luego que le he dado vueltas y vueltas al temita. Cansado como se siente uno muchas veces después de largas reuniones, de manifestaciones, de actos en la calle, de viajes, de hablar, de actuar y de pensar viene la gran pregunta ¿para qué puñetas sirve todo esto? Te desesperas y te dejas caer a plomo sobre una silla y entonces recuerdo las palabras de muchas personas "si es que es necesario que estéis vosotros para dar un poco de mal", en definitiva para hacer que siga funcionando el sistema capitalista, como si fuéramos un simple corrector en las desviaciones de este sistema.

Así que sigo dándole vueltas, no sin dejar de luchar, pero reconozco que muchas energías se me van en esta reflexión. La transformación no puede ser violenta, lo cual dificulta la rapidez con la que queramos que se haga; tampoco puede ser individualista añadiendo con ello otra dificultad más ya que en la actualidad la sociedad tiende a esto; ¿creativa? tendremos el peligro de quedarnos en un mero espectáculo; ¿llamativa? aquellas transformaciones que se han hecho con una llamada puntual, intentando concienciar a la gente han resultado ser todo lo contrario, sirven al final para desensibilizar; ... qué nos queda.

Y en estas estoy, buscando respuesta a ¿qué es lo que puedo hacer para cambiar el sistema?, porque lo que tengo claro es que este sistema no lo quiero ni para mí ni para el 80% de la población mundial que ahora mismo se encuentra en la pobreza. No funciona, incluso con alguna corrección dudo mucho que llegue a funcionar algún día.

Les dejo dos links, para que se entienda cuál es mi desazón, y cuál es mí impulso a seguir buscando respuestas. Mapa de la pobreza. Mapa de la riqueza.

15 comentarios :

Espartaco dijo...

Hay preguntas que sólo tienen una respuesta: en el camino. Es cierto, todos nos lo preguntamos, la reflexión sobre el camino andado nos dará pistas pero lo único que no podemos hacer es pararnos. Hay que seguir caminando y aprender de nuestros errores y aciertos, es la única manera.

lorenzo meler dijo...

¿y si el camino es el juego al capitalismo?

Espartaco dijo...

Es posible, pero se hace camino al andar, como decía Machado, y creo que es una gran reflexión. Y en ese camino nos encontraremos veredas, anchas avenidas y pasos cortados. Lo que debemos saber es que las sendas difíciles son un buen camino, que las grandes avenidas son las trampas del capitalismo, si nos aplaude es que lo hacemos mal, y si la calle está cortada es que es el camino más corto. Hay veces que habrá que saltar el muro, o derribarlo y hay ocasiones en que habrá violencia, pero será siempre de ellos hacia nosotros ya que son los que tienen que perder. Lo último que debemos hacer es pararnos.

lorenzo meler dijo...

bien, de acuerdo, pero lo que me pregunto es si ¿no será que el capitalismo necesita que gente como nosotros vayamos por otros caminos para "demostrar" falsamente que hay otras alternativas, esperanza?

Todo esto viene a que no me gustaría darle ni un minuto de mi tiempo a hacerle el juego al capitalismo, y cualquier duda hay que reflexionarla

Espartaco dijo...

Es indudable que esas reflexiones nos atormentan a todos pero la solución pasa por: a)Tirarse al monte con el trabuco, b)irse a un monasterio budista y vivir como un anacoreta,c) mancharse hasta el alma en el mundo que nos toca vivir con la intención de cambiarlo, tirarse al barro y no dar tregua.

Está claro que el capitalismo necesita a su pepito grillo que le sirva de coartada para anunciar a los 4 vientos que aquí hay libertad. Debemos usar los espacios que nos deja para intentar el cambio. Mientras sea algo residual o meramente decorativa tendrás espacios, cuando te perciban como un peligro irán a por tí (o a por nosotros), de una manera u otra. A Allende le dieron un golpe de Estado, a Chávez lo criminalizan, al CHE lo convierten en un icono del merchandaising, y a los demás los compran con favores y prebendas de todo tipo, por ejemplo diciendo que son gente sensata, razonable, etc. No tenemos nada más que mirar el mundo de la "cultura" para saber que son todos pesebristas, los que no están en el redil no son conocidos ni famosos, se les ningunea.

Los peligros son constantes pero debemos avanzar sabiendo que existen.

lorenzo meler dijo...

Como tú (¿usted?) pensaba, pero ahora asoma un margen de duda que, lejos de pensar que sea malo, hace que me plantee muchas cosas. Una de ellas es ¿hasta que punto las tres opciones que planteas, siendo que yo, al igual que tú opté por la tercera, son las únicas y acertadas vías de lucha contra el capitalismo?, ¿habrá otras más eficaces, o simplemente algo eficaces?

El debate, como se ve, es más personal que externo ya que pongo en duda cualquier forma que conozco actualmente que fuera capaz de luchar contra el capitalismo.

La verdad es que está siendo un momento muy bonito, en el que plantearse cosas y que lo único que puede salir de aquí es algo mejor de lo que ya tenía. Pero mientras tanto, salga como salga de esto seguiré como hasta ahora, luchando por cambiar esta sociedad, y no solo por ir contra el capitalismo, sino contra otras muchas cosas que quizás algún día me digne a cambiar.

Espartaco dijo...

Adelante y suerte

Miguel dijo...

Pues eso, que el camino se hace al andar y aunque podamos caernos y errar a veces sin rumbo claro sólo moviéndonos podemos intentar llegar a alguna parte. El inmovilismo en las encrucijadas es el refugio de cobardes y la excusa de los pontificadores de no se sabe muy bien que esencias.

lorenzo meler dijo...

Muchas gracias Miguel. Como digo, cuando las sombras de la duda acechan, no sobre el fin sino sobre los medios (el camino), es como si en un sistema hidráulico hubiera un pinchazo, la presión disminuye, lo cual no quiere decir que no siga bombeando, pero hasta que no encuentre el pinchazo me parece estúpido bombear más y más para llegar hasta el fin, haciendo que el agujero sea más grande.

Lo dicho, gracias por vuestras palabras

Miguel dijo...

Menos mal que los humanos no sólo somos dispositivios ingenieriles. Las claves por las que bombea el corazón, a veces sin ninguna razón aparente, son una de las cosas que me maravillan y, seguramente, lo que nos hace de lo más interesantes de este diverso mundo.
Ánimo

Anónimo dijo...

Hummm, me parece, si me dejais terciar, que hay un problema de comprensión sobre la naturaleza de las cosas. El capitalismo siempre ha querido hacerse pasar por la civilización. Y no lo es. Hay que separar las constantes en el comportamiento nuestro a lo largo de los últimos ... dos mil años para entender qué cosas pueden cambiarse y cuáles demorarán más. El capitalismo pasará, como pasaron la esclavitud y el feudalismo. Y no hay nada fuera del sistema porque ya vivímos -y Europa hace muuucho- en una economía globalizada. Otra cosa es que decidamos vivir en los márgenes del sistema (por la profesión que escogemos, por la ciudad donde vivímos, por los gustos que desarrollamos),sabiendo que aportaremos menos al dinamismo del sistema desde la periferia. pero no hay que olvidar que lo positivo incidirá menos desde la periferia.

juan dijo...

Ejem... no soy anónimo, por el texto anterior. Soy César

lorenzo meler dijo...

El punto de vista es interesante César, lo que no entiendo es cómo puede ser tan agotador vivir en la periferia, debería ser bastante más sencillo.

La verdad es que estoy muy de acuerdo contigo en que pasará (una percepción un poquito oriental) como pasaron otros sistemas, la cuestión es si con nuestras acciones estamos acelerando el proceso o por el contrario lo ralentizando. ¿Estamos dando opciones a la humanidad o ayudamos sin querer al sistema capitalista?

Cambiar cambiará, sin lugar a dudas, pero mientras tanto morirán 5000 personas de hambre al día y esto duele, y más si uno se siente como precursor de este sistema.

juan dijo...

Si te fijas en los diversos imperios que han aparecido en la historia, ninguno desapareció de un día a otro, o de un año a otro. El imperio norteamericano no da síntomas de desaparecer: innova sus mecanismos productivos -quienes no lo hicieron desaparecieron en la historia- y tampoco parece que vaya a sustiruir sus fuerzas militares por fuerzas mediadoras. Si no somos capaces de sustituir al sistema, cualquier cambio siempre contribuirá a profundizar su esencia, por ellos mismos o por otros que sean o más crueles o más pragmáticos o más innovadores. En una sola vida no se puede cambiar el mundo. Nuestra vida, tal como la tenemos planteada, contribuye a un equilibrio -no a una "complementariedad", eso es una perversidad- porque sin nosotr@s el mundo retrocedería. Cuando me invites un café o inaugures ese famoso greendrinks podremos hablar más de esto. Soy César otra vez, pero tu máquina infernal no me reconoce. ¡Te juro, máquina, que me gusto la pelicula de Kubrick, esa de 2001!

lorenzo meler dijo...

jajaja, ten cuidado con la máquina que lo mismo te quiere que te odia ¿estás intentando desconectarla, jejeje? Lo del café está hecho

La verdad es que por ahí van mis últimas reflexiones, sobre lo infinitamente pequeño que soy dentro de este mundo y que hay que verlo todo desde una perspectiva mucho más lejana.

Con vuestros comentarios y los de mucha más gente voy saliendo del bache, eso sí, mucho más reforzado.